La Guajira a través de los ojos de una Etnoeducadora

Por: Aledy Herrera

Transitar por la vías de la Guajira es descubrir una comunidad que ya se conoce, unas necesidades que se viven día a día y una realidad que aún siendo Wayuu sorprende. En el transitar de la vida universitaria y terminando la carrera de Etnoeducación tuve la oportunidad que recorrer un territorio que aunque propio, era desconocido. La vegetación, el entorno y las necesidades se hacían evidentes a pesar de que son las mismas necesidades que ha vivido el pueblo wayuu durante la última década, pero que hoy parece ser evidente con el reporte de los niños, de mi pueblo, que mueren por enfermedades relacionadas a la desnutrición.

En el mes de octubre tuve la oportunidad de realizar una visita de campo como parte de mis pasantías con el apoyo de la Fundación Camino de Identidad (FUCAI) y en convenio con la UniGuajira para realizar un trabajo práctico de censo comunitario que me permitiría conocer más de cerca las problemáticas de una región , que aunque parece distante, es el mismo suelo que piso todos los días al bajar del chinchorro.

Las comunidades quedaban en el corregimiento de Cardón y era la primera vez que me adentraba a esta árida región, que parece ser atacada con más fuerza por el viento y vivir con mayor intensidad el calor por la falta de vegetación. Las comunidades hermanas que pude visitar fueron Juluwawain, Samutpiou Jepenchon, Apototpa y Erraipa del sector del Cardón en el municipio de Uribía, una zona tapizada rocas y desierto que lo único que tiene seguro es el inclemente viento que la golpea sin falta y que parece ser el anuncio de las eólicas en este territorio muy cercano al mar.

Lo que sale de recorrer ranchería por ranchería y hablar con mis paisanos es la realidad que se plasma dentro de las encuestas y que al contabilizar revela las cifras que se han venido sumando en la caracterización frente al cumplimento de la Sentencia T-302 de 2017.

Ninguna de las comunidades tiene acceso a agua limpia y consumen agua de lluvia cuando pueden almacenar. La mayoría de las familias solo se alimentan una vez al día y dicho alimento no es suficiente ni pertinente y está lejos de cumplir todos los requerimientos nutricionales que son necesarios para una buena nutrición.

En el registro censal familiar se reportan a 15 niños con desnutrición y 1 niña fallecida por causa asociada a la desnutrición. Esta es una de las regiones que es dispersa y solo cuenta con dos UCA´s cuya infraestructura es bastante precaria y una escuela.

El problema que reportan las comunidades es una fotocopia de lo que se vive en muchos sectores de La Guajira, vías inexistentes que imposibilitan el tránsito comunitario y que incluso incomunica regiones enteras en época de lluvia, lo que incrementa la falta de acceso de las comunidades a los servicios de salud, agua potable y alimentación que suman y se ponen en contra de las comunidades.

Teniendo en cuenta que lo que está dictaminado por la Sentencia T-302 de 2017 hubiera generado un cambio importante en la condición de vida de nosotros los wayuu, el incumplimiento de la orden judicial ha Sentencia ha magnificado los problemas que tiene el territorio, Cabe recordar que dicha Sentencia ordena a las entidades territoriales y nacionales en realizar acciones inmediatas para evitar más muertes de niños y niñas por causa asociada a la desnutrición en los municipios accionantes.

Adicionalmente, La comisión Interamericana de Derechos Humanos adoptó una resolución de medidas cautelares solicitando al Estado Colombiano medidas necesarias para preservar la vida, la integridad personal de los niños y niñas y jóvenes de los municipios de Riohacha, Uribía, Manaure y Maicao.

En cuanto a las medidas provisionales urgentes adoptada por la Corte Constitucional, como el suministro de agua potable, la alimentación y la accesibilidad al servicio de salud, no se ha dado cumplimiento de manera efectiva, y siguen siendo letras muertas en papel.

Todas estas necesidades pueden ser reparadas por parte del Estado, pero es un trabajo conjunto que debe tener el estado con presencia en el territorio, en el municipio, en el departamento y en la nación.

También deben sumar las asociaciones indígenas, los líderes, autoridades y los actores que hacen presencia territorial, tanto los privados como los públicos, que sean capaces de mover la gran rueda del desarrollo y que permita que se den los primeros pasos a una región productiva y con los niños que vienen creciendo con esperanza, puedan tener una región como la soñamos nosotros los padres.

Por tal razón, les hago una llamado a todos mis hermanos wayuu a que tomen conciencia de esta problemática y que lo asuman también como una responsabilidad, por la cual tienen que trabajar día para lograr un verdadero cambio con el aporte de las herramientas que están a su disposición y que también conozcan sus derechos fundamentales y que exijan que la hagan cumplir.

Veeduría ciudadana para la implementación de la Sentencia T 302 de 2017.

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