Tejido de redes para la protección de la vida, la tierra y el territorio.
Escrito por: Zulma Rodríguez
zulma.rodriguez@fucaicolombia.org
La relación de los grupos indígenas con el territorio va mucho más allá de su ocupación de un espacio y de su relación con el entorno mismo, lo que permite la pervivencia de las comunidades tal y como lo hemos visto y lo seguimos comprobando día a día en Colombia.
Esa relación se puede también equiparar a la construcción de tejidos que realizan las mismas comunidades y que permite el encuentro de caminos que se yuxtaponen con problemáticas y soluciones para fortalecer los territorios ancestrales y permitir el avance no solo comunitario, sino departamental.
Hace un par de semana las comunidades de la zona norte de La Guajira, del resguardo de la alta y media y el sur de La Guajira, se reunieron en Manaure con indígenas Embera Chamí para hilar entre pensamientos, conversatorios y experiencias de éxito, el trabajo que cada una de ellas ha logrado frente a los desafíos que han tenido que afrontar.
El Consejo Comunitario Los Negros de Cañaverales, el Colectivo de Mujeres Defensoras del Territorio, las Comunidad indígena wayuu El Rocío, la Comunidad afrodescendiente de Tabaco, la Comunidad afrodescendiente de Patilla, los Resguardos Indigenas Embera Chamí del Suroeste Antioqueño, Marcelino Tascón de Valparaiso, Bernardino Panchí de Pueblorrico, La Mirla de Tamésis, Hermeregildo Chaquiama de Ciudad Bolivar, el Resguardo Karmata Rua de Andes y Jardín, las Comunidades wayuu de Walatshein, Merrunain, Paraiso de walatshein de Manaure La Guajira, la Comunidad wayuu de Campo Florido Maicao, la Comunidad wayuu de Samuptio y Walakali II de Uribia y Comunidad Cerro Carpintero y del Cabo de la Vela.
De dicha reunión lograron consolidar un comunicado a la opinión pública sobre sus principales preocupaciones y exigencias frente a los desafíos territoriales que los obligan a pensar en las transiciones que hoy afronta el país “ (…) enfrentamos una decisión crucial como país: debemos elegir si seguimos dependiendo de un negocio muerto como la minería, que durante casi 40 años ha contaminado el ambiente, destruido el entorno y violentado los Derechos Humanos de nuestras comunidades, o iniciar la transición hacia otras formas de generación de energía más justas social y ambientalmente, que posibiliten un modelo justo de gobernanza y distribución de nuestros bienes de uso común.”
Fue así que desde las distintas regiones se presenta una declaración de juntanza y resistencia a los proyectos que en alguna etapa de inmersión territorial, atentan contra la seguridad y pervivencia de las comunidades y aumentan el Estado de Cosas Inconstitucionales, desplazan comunidades enteras o atentan contra el ecosistema.
Son voces que al unísono se levantan y reclaman ser escuchadas “(…) rechazamos el incumplimiento sistemático, constante y reiterativo de sentencias judiciales expedidas por la máxima autoridad judicial en Colombia, la Corte Constitucional, y por las demás corporaciones administradoras de justicia, exigimos al Gobierno Nacional realizar una transición energética justa, por y para los pueblos, que contemple también las afectaciones ambientales y sociales de megaproyectos de energías renovables en la ruta a la descarbonización y actuar de manera articulada, respetando los principios de cooperación y coordinación entre entidades territoriales en el cumplimiento de sus obligaciones, que hemos identificado como una de las principales causas para el constante desacato institucional de las órdenes judiciales.
Otra de las peticiones que realizan al gobierno nacional es “ (…) que se suspenda la ejecución de la solicitud de títulos a proyectos extractivos de gran minería del Carbón en el César y en el Sur de la Guajira y aquellos que se encuentran en ejecución el cumplimiento de sus obligaciones históricas con comunidades afectadas en su salud y vida misma y que por ello han sido despojadas de sus territorios y en general de sus obligaciones a nivel socioambiental, la participación de las comunidades y la reparación de los daños.”
Lo que tienen claras las comunidades indígenas, sin importar su procedencia, es que no quieren que sus territorios se conviertan en zonas de sacrificio: “no queremos vivir plagados de inseguridades y de dependencia en este sector de la economía extractivista, que se diversifiquen nuestras soberanía economía y se respete la autoridad y el Gobiernos propio.”
La experiencia que han tenido que vivir comunidades como las de Barrancas o Cabo de la Vela, hace clara la necesidad de la aplicación y reglamentación del acuerdo de Escazú: “(…) Reivindicamos la aplicación y reglamentación del acuerdo de Escazú en todas las instituciones públicas y privadas donde se produzca y gestione información en materia ambiental que sirva para nuestros propósitos.”
A propósito de la visita que realizará el Presidente Petro esta semana a La Guajira con parte de su Gabinete para despachar desde la península, se hace pertinente incluir que se cumplan las peticiones no solo del pueblo wayuu, sino de todas las comunidades que ven que las tutelas, las Sentencias, las reglamentaciones se han quedado en el papel y no han pasado a la práctica de manera efectiva en las comunidades que se requiere con urgencia.
Los niños se siguen muriendo, los arroyos se siguen secando, el cambio climático se evidencia más que nunca en todo el departamento, los títulos mineros siguen abiertos y las comunidades indígenas, Afro y campesinas siguen cargado el costo ambiental y social impuesto por un desarrollo alejado del desarrollo social.
Por eso urge no solo en La Guajira el cumplimiento de las múltiples Sentencias, sino también el acompañamiento de las personas, comunidades y líderes que han luchado para sacarlas adelante y lo más importante, darle una mano al desarrollo económico y social que tanto se requiere en la ruralidad.
Las comunidades reunidas cierran este encuentro con las esperanza de ser escuchadas y con la convicción de que el trabajo comunitario y unificado logre la construcción de un país que hoy se proclama como territorio mundial de la vida y se despiden con esta frase: “Un saludo de lucha y resistencia a las comunidades que protegen y defienden el ambiente, la tierra, el territorio y la vida, y las convocamos a un espacio de unidad en nuestra causa común y en la protección de la casa común. Respaldamos las justas luchas de aquellos territorios que como nosotros insisten incansablemente en la construcción de un mundo donde la justicia social y ambiental sean una realidad para los pueblos.
Seguiremos resistiendo en nuestros territorios.”
*Para conocer el comunicado completo puede visitar las páginas de CAJAR, PAS O FUCAI”.